jueves, 28 de junio de 2012

Colegio Reino Dinamarca, Patagua Orilla.

Ayer tuve que partir de imprevisto hacia el colegio Reino Dinamarca, ubicado en Patagua Orilla. Son practicamente dos horas de viaje, cuatro si sumamos ida y vuelta. Claro que el camino es un regalo para la vista. 
Entre San Vicente, Peumo y otras localidades se encuentra el tipo de joya natural y arquitectónica que me agrada ver: caballos, gallinas, vacas corriendo y pastando libres sobre grandes extensiones de tierra, casas coloniales y otras tan precarias pero que reflejan la imaginación y el ingenio del pequeño sobreviviente. Me gusta mi gente.
La foto del señor que ven acá es de un tatita que seguro raya los ochenta años. Se subió a la micro en San Vicente, coqueto el hombre, me dio mucha risa, la disimulé obvio, para ahorrarnos un chasco a ambos. Se bajó antes de llegar a Peumo, en un camino de Dios que seguro conduce a un paraíso de objetos humildes y un caserón a prueba de todo tipo de inclemencias...silencio, él debe vivir con lo que más me gusta, silencio y la música de la naturaleza.
Como estaba a punto de llover recordé ese viaje a Talca, cuando fui a dejar un perro que había vendido. Mis ganas de tomar un bus con rumbo desconocido eran muchas. Fijé la vista en un transporte que decía Puerto Montt. Meses más tarde pude concretar el sueño. Yendo aún más atrás, a mi adolescencia, recuerdo cómo tomaba micros con distintos recorridos para conocer la ciudad. En cierta ocasión no me fijé y tomé una Manzanal que ya terminaba su ruta, tuve suerte, el hombre fue respetuoso y amable, volvió desde Miguel Ramírez hasta la alameda con Av España para que pudiera ir a casa. gracias señor desconocido. Para lo que no tuve suerte fue cuando quise conocer por primera vez un bar: El Quijote, que estaba a la vuelta de la básica. La tía del bus había escuchado la planificación maestra que hacíamos con Úrsula para ir hasta allá. Nos arrepentimos, pero perdimos el transporte por quedarnos jugando y nadie nos creyó. Resultado, una cachetada y el hecho de que El Quijote aún existe y no logro conocerlo.
Les dejo fotos de la actividad AQUÍ. Estas mujeres son como mis tías, dicharacheras, simples, cálidas. Me sentí muy a gusto.
Programa Leer para Crecer Corporación Pro O"Higgins.