No, no era Valparaíso, pero sí se transformó en un sueño hech realidad para mí ir a contar cuentos en cualquiera de los eventos organizado por este festival. Escribí y allí estaba. Lo mejor fue encontrarme con mis amigos de Fundación Apalabrar a quienes agradezco la compañía, la complicidad y estas fotos capturadas por Patricia y Carlos. Luego fue la oportunidad de conocer a Demian, de Sausa Cuentos era lo que se diría un angelito con nombre de demonio que estaba camuflado entre el público hasta que Carlos lo echó al agua y lo invité a narrar. Escuchamos historias de gnomos.
Qué decir, no alcancé a ver el mar porque debí regresar el mismo día, mi hija con sus amigos estrenaban una obra teatral y yo quería recibirlos en casa, algo resultó y se quedaron acompañándome durante la noche.
La atención, el cariño de la gente, el calor humano de mis amigos y la feliz sorpresa de que Marcela, una de mis alumnas en el taller de Cuenta Cuentos realizado en el Museo de Rancagua, haya acogido mi invitación y viajara hasta allá con familia y todo hicieron de ese día un feliz domingo.
Fotos AQUÍ.
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